La existencia de Lyoness me llego de la mano de un buen amigo en abril de 2011, como algo revolucionario que iba a cambiar por completo la forma de relacionarse comercios y consumidores. Sus primeras palabras fueron «Olvídate de todo lo demás. Esto es lo máximo hoy día». En aquellos momentos Lyoness estaba comenzando su andadura en España y en aquel momento no había más de 400 personas involucradas en la provincia de Alicante. La idea de una comunidad de compras donde obtenemos una comisión de por vida simplemente recomendando a otros comprar en determinados establecimientos bien conocidos, me pareció una inteligente forma de publicidad, que posteriormente se ha dado en llamar marketing de recomendación, con lo que de inmediato me afilié y comencé a recomendar a otros el sistema. Sin embargo, mi entusiasmo inicial se fue reduciendo por diferentes factores y al cabo de pocos meses lo abandoné por completo.
Desde mi punto de vista, el problema fundamental es que se vende la idea de un gran negocio, pero realmente su dificultad es muy alta y el porcentaje de éxito es menor del 2%. Tal como está diseñado el sistema, puede ser un gran negocio para unos pocos y sobre todo para la propia empresa, pero está muy lejos de serlo para las personas que se implican en mayor o menor medida. Por tanto, mi consejo es que enfocarse en un negocio tradicional o realizar un verdadero emprendimiento con una idea novedosa a la que pongamos toda nuestra energía. Con Lyoness no perderemos dinero pero lo más probable es que perdamos nuestro valioso tiempo.
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